En la provincia de Córdoba, se produce alrededor del 40% del maíz argentino. Por eso, las estimaciones para ese territorio siempre constituyen un parámetro importante para poder proyectar lo que sucederá con la cosecha del cereal a nivel nacional.
En tal sentido, un informe elaborado por la Bolsa de Cereales cordobesa enciende una fuerte luz de alerta: confirma que los productores le tienen terror a la chicharrita del maíz, la plaga que provocó estragos en la campaña que está finalizando por ser vectora de la bacteria Spiroplasma Kunkelii que provoca el complejo de enfermedades conocido como “Corn Stunt Spiroplasma (CSS)” o “Achaparramiento del maíz”.
A través de una encuesta a su red de colaboradores, la entidad mediterránea determinó que la siembra de maíz 2024/25 sufriría una fuerte caída, producto precisamente del temor que genera que este insecto vuelva a presentarse con grandes niveles poblacionales.
Esta primera estimación preliminar ubica la superficie implantada con el cereal en Córdoba en 2,2 millones de hectáreas, lo que significaría un 30% o unas 900.000 hectáreas menos que las que se sembraron en el último ciclo.
📍Córdoba
| Campaña 2024/2025
Se sembrarían 900 mil ha menos de maíz en la próxima campaña
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— Bolsa de Cereales de Córdoba (@BCCBA) June 14, 2024
De cumplirse esta proyección, se trataría además de la menor superficie en casi una década, desde las 1,6 millones de hectáreas del ciclo 2025/16.
EL MAÍZ, ATEMORIZADO ANTE LA CHICHARRITA
“Mediante el análisis de la distribución espacial de intención de siembra de maíz para la campaña 2024/25, se evidencia que los departamentos con mayor caída en la superficie de este cultivo se concentran en la región centro-norte de la provincia. Esta zona coincide con una mayor proporción de superficie sembrada con maíz tardío en la campaña 2023/24 y es a su vez donde se reportaron los más altos porcentajes de lotes afectados por el complejo de achaparramiento”, indicó la Bolsa.
Precisamente, según colaboradores del Departamento de Información Agronómica (DIA) de la entidad, el principal motivo que condiciona la intención de sembrar el cereal es el impacto del complejo de achaparramiento del maíz en la campaña en curso.
“Frente a la incertidumbre asociada a este contexto sanitario, se presenta como posible mejor alternativa destinar parte de los lotes de maíz a la siembra de soja y de sorgo, esta última limitada por la disponibilidad de semillas. Otros factores que influyen en la decisión de siembra de maíz son el precio y la rentabilidad esperada del cultivo, seguido del pronóstico climático”, agrega el reporte.
Para que no haga más daños, a la chicharrita del maíz le tienden una trampa a nivel nacional
TAMBIÉN EN LA ZONA NÚCLEO
En paralelo, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) también hizo referencia a la menor siembra de maíz que se espera para la próxima campaña.
En concreto, la siembra del cereal en la zona núcleo se reduciría en 300.000 hectáreas, y así la relación soja – gramíneas volvería a crecer a favor de la oleaginosa, después de ocho años en baja.
“¿Estamos ante un punto de inflexión por la chicharrita?”, se pregunta el informe rosarino y advierte precisamente que la relación soja/ gramíneas podría ser la más alta de las últimas 6 campañas.
En concreto, por cada lote sembrado con trigo y maíz se sembrarían 1,7 de soja en 2024/25, y el cambio está dado por el maíz, que retrocedería en los planes de siembra. Esto contrasta con la fuerte apuesta que se venía haciendo en la cual el área maicera no paraba de crecer.
“Más allá de que el trigo, con un 15% de aumento, modera el impacto, las gramíneas (trigo y maíz) caen este año. Y la soja de primera en los primeros sondeos muestra una suba del 7%, aunque no se descarta que termine siendo mayor el pasaje a la oleginosa. ¿Estamos ante un punto de inflexión por la chicharrita? No es posible dar una respuesta, pero hay serias inquietudes”, menciona el estudio de la gea.
Por ejemplo, cita que en Carlos Pellegrini y El Trébol (centro sur de Santa Fe) dicen que “la superficie de maíz tardío caerá por completo”. Además, se estima una reducción del 30% en el área de maíz temprano.
Del mismo modo, en Bigand (también sur santafesino) concuerdan que no se va a sembrar maíz tardío ni de segunda por el temor al ataque de la chicharrita y se habla de una caída del 20% del temprano; mientras que en la zona de Villa Cañas y Arribeños (norte bonaerense), el maíz tardío está descartado de la planificación. Solo se hará temprano y se espera una reducción de entre un 10 y un 15%.
“En General Pinto (noroeste de Buenos Aires) se mantendrá la superficie del temprano pero habrá una reducción de la del tardío. En Monte Buey (sudeste de Córdoba) mantendrá la superficie del maíz temprano, con siembras tardías programadas para noviembre, a lo sumo, para evitar el pico de la chicharrita. Desde esa área, comentan que las fechas de diciembre están totalmente descartadas”, completa el documento.
CÓMO CONTROLAR EL MAÍZ “GUACHO”
Mientras tanto, desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) también difundieron un informe en el que hicieron referencia a recomendaciones para eliminar de los lotes a los maíces “guachos” o “voluntarios”, que constituyen el mejor reservorio que puede encontrar la chicharrita para el próximo ciclo.
De manera textual, lo que menciona el INTA es lo siguiente:
El achaparramiento del maíz es una enfermedad producida por virus y/o bacterias transmitidas por Dalbulus maidis (vector o chicharrita), que en nuestro país se comporta como un insecto monófago y se alimenta exclusivamente de maíz. Por esta razón se pone énfasis en realizar medidas preventivas y estratégicas para reducir el avance y progreso de la enfermedad, a través de la implementación de un “vacío sanitario” durante el período de barbecho entre cultivos, que consiste en la ausencia de maíz a nivel regional.
El “vacío sanitario” debe ser de 90 días o más, debido a que el vector puede sobrevivir aproximadamente ese periodo de tiempo sin alimentarse. Luego de la cosecha del cultivo de maíz, las plantas voluntarias o guachas deben ser eliminadas para que estas no sean fuente de alimento y permitan la supervivencia del vector de la enfermedad.
Durante el período con heladas, el vacío sanitario se produce naturalmente, ya que las bajas temperaturas no son propicias para la germinación y crecimiento del maíz. Además, el frío también provoca la muerte y reducción de las poblaciones del vector. Por lo tanto, la salida del invierno constituye un período crítico para Dalbulus maidis por la falta de alimento y la exposición a bajas temperaturas durante un período prolongado.
En esta etapa invernal, es muy importante impedir el establecimiento de plantas de maíz que permitirían la supervivencia y reproducción del vector. Por esta razón, el uso de un herbicida que sea efectivo para el control preemergente de maíz voluntario y con acción residual en el suelo, es una buena alternativa a la salida del invierno antes que se produzca la germinación de las semillas de maíz.
Sin embargo, son pocos los herbicidas residuales con registro y disponibilidad en el mercado para el control preemergente de maíz voluntario. En lotes destinados a soja STS, se puede usar sulfometuron + clorimuron etil (Ligate). Este producto brinda adecuado control de plantas provenientes de semillas sueltas, siendo su eficacia menor en plantas que germinan desde las espigas. Por lo tanto, es necesario monitorear el lote quincenalmente para evaluar la necesidad de hacer aplicaciones de repaso con herbicidas postemergentes.
Ligate es un herbicida inhibidor de la enzima acetolactato sintetasa (ALS). Si se planifica su uso a la salida del invierno, no deberían aplicarse otros herbicidas residuales con el mismo sitio de acción (ALS) durante el otoño, para evitar problemas de fitotoxicidad en el cultivo de soja.
Maíces “guachos”: claves para derrumbar el “puente verde” de la chicharrita hacia la próxima campaña
En el caso que haya plantas emergidas de maíz en el lote, estas deberían ser eliminadas antes de los 20 días desde su emergencia, ya que una vez que el vector se alimentó de la misma y transmitió el virus o la bacteria, esa planta será fuente de inóculo para otros vectores luego de 20 días aproximadamente desde la infección. En consecuencia, el control postemergente de las plantas de maíz debe ser realizado sobre plantas pequeñas. En este caso se dispone de herbicidas sistémicos como los graminicidas, siendo los más utilizados cletodim y haloxifop R-metil.
Es importante antes de definir la estrategia de control, conocer la tecnología del maíz sembrado la campaña previa en el lote, ya que algunos híbridos poseen resistencia/tolerancia a herbicidas. La tecnología Enlist brinda tolerancia a haloxifop metil y glufosinato de amonio y los maíces clearfield son tolerantes a imidazolinonas (por ejemplo: imazetapir, imazapir, imazapic) y podrían tener mayor tolerancia a otros inhibidores de la ALS, por lo tanto, para el control de estos materiales deben usarse principios activos con otro sitio de acción.
El control de plantas emergidas puede ser realizado también con implementos mecánicos con mínima remoción de suelo. Se ha evaluado la eficacia de rejas pie de pato (también llamadas reja plana o desmalezadora), que cortan las raíces de maíz a poca profundidad y provocan la deshidratación de las plantas.
A pesar de que existen diferentes diseños de rejas, se ha observado que la eficacia es similar entre implementos. Los resultados pueden variar con la profundidad de corte, la velocidad de trabajo, la condición hídrica del suelo al momento de la labor y las condiciones ambientales posteriores a la labor. En tal sentido, la profundidad de corte debería ser lo más uniforme y superficial posible para lograr la mayor eficacia en el control.
Para que la deshidratación de las plantas sea irreversible se requiere un período mínimo de días sin lluvias y elevadas temperaturas, posterior a la labor. Se recomienda considerar el momento de intervención, y realizar monitoreos y evaluar la eficacia de control para determinar la necesidad o no de repasos con herbicidas.