Gustavo Lázzari: “Que el agro sea visto como una usina de dólares y no de soluciones, es parte del problema”

En el marco de la 8° edición del Congreso Veterinario Latinoamericano que se llevó a cabo  en Rosario, los organizadores buscaron ampliar el espectro de temas que se abordan en ese espacio.

En ese sentido, además de las charlas técnicas y los productos de los laboratorios para grandes y pequeños animales, en esta oportunidad llegaron disertantes que abordaron cuestiones como la gestión del marketing en la actividad veterinaria y un análisis del actual escenario económico.

En este último rubro, el economista Gustavo Lázzari aportó su mirada sobre el actual escenario económico, a partir de lal gestión del presidente Javier Milei.

En diálogo con Infocampo, quien también es una personalidad reconocida en las redes sociales como @lacha y que además esta vinculado a la agroindustria como empresario del sector de chacinados,  buscó comprender la actual lógica de la economía nacional y su impacto en la cadena de valor del campo.

-Pasaron seis meses de la asunción de Milei y su nuevo modelo económico. ¿Cuáles son los escenarios que observas en la economía argentina?
-Para decirlo claro, yo lo tomo como si fuesen dos trenes que salen en la misma velocidad. Uno es la reforma económica que fortalece el músculo del sector privado y esto significa una baja de impuestos, regulaciones, una mejor reforma laboral y en algún momento más adelante mejorar la infraestructura, todo lo que podría fortalecer el sector privado. El otro tren es el ajuste, llevar las tarifas a los niveles que tienen que estar.

-¿Cuál sería el impacto de estos escenarios que mencionas?
-Esto significa un aumento de costos y si los dos trenes van en la misma velocidad es un escenario, pero si la reforma va más rápido que el ajuste es otro escenario, es el virtuoso que no se está dando. Ahora, si el ajuste camina y la reforma no, estamos, en otro escenario, bastante más complicado. En el primer caso podemos tener un esquema de estabilidad con crecimiento económico y eso sería bárbaro, pero no sin conflictos: implica apertura económica y un montón de competencia a la cual algunos estamos más acostumbrados y otro menos. Pero en el peor escenario, si solamente camina el ajuste y no la reforma, podemos ir directo a la segunda mitad de la década del 90´, con estabilidad sin nivel de actividad y muchos sectores de bienes y servicios la pueden pasar bastante mal. Por eso hay que estar muy atento a la velocidad de ambos trenes.

.¿Cómo afectan estas proyecciones a la producción primaria y al complejo agroexportador, que es el mayor generador de divisas?
-Argentina tiene un montón de motores que van más allá del sector productivo, como el conocimiento y el turismo, que no son menores por cierto, porque si no toda la carga se la dejan al sector exportador. Lo razonable es que Argentina exporte 300.000 millones de dólares, no 70 u 80.000 y que no sea todo dependiente de un sector, porque va a ser siempre al que le van a enchufar todos los impuestos y lo van a matar como gran proveedor de dólares. Que en los últimos 50 años el sector primario y el agroindustrial hayan sido vistos como usina de dólares y no como usina de soluciones y creadores de riqueza, genera parte de ese problema. Porque al fin, lo único que importa es que llueva para que el Estado recaude. Y hemos llegado a niveles de retenciones del 80%, niveles de locura atómicos, porque no saben cómo exprimir la naranja.

-¿Qué esperás con respecto al tipo de cambio?
-Si no se hace una reforma económica, estos dos sectores no la van a pasar del todo bien, porque el tipo de cambio va a tender a ser relativamente bajo. Argentina es un país que está condenado a tiempo a cambio bajo, si las cosas hacen más o menos bien, el ingreso de capitales tira el dólar para abajo, independientemente del dólar que quieras poner. La reforma económica implica bajar impuestos, arreglar caminos y sacar las trabas regulatorias: para cada paso, hay que pedir cinco permisos, que cuestan plata y bajan la rentabilidad. Argentina es la economía del permiso, con regulaciones insólitas.

-En el actual contexto económico, ¿existe la posibilidad de una eliminación gradual o total de los derechos de exportación?
-El presidente estableció una suerte de cronograma, hay que estar atentos a eso. Dijo que con superávit sustentable empezamos a bajar impuestos, el Impuesto PAIS y seguimos por retenciones. A mí no me gusta ese cronograma, creo que primero hay que bajar impuestos para tener el superávit, el superávit es hijo de la baja de impuestos. Porque a menos impuestos, Argentina recauda mucho más. Hay que entender el drama impositivo en el que estamos, donde las retenciones son una parte fundamental, pero no es todo el problema. Si bajamos todos los impuestos, en Argentina se blanquea rápido y se trabaja más.

-¿No ves posible una gradualidad para la baja de impuestos?
– El intento de hacerlo paso a paso no sé si está del todo bueno, salvo que haga un flor de ajuste fiscal, para tener un súperavit consolidado. Está claro que la intención del Presidente es bajar los impuestos, pero eso puede llegar para 2026 y para muchos está lejos. Yo soy partidario de bajar los impuestos y que se establezca un buen régimen de blanqueo de la economía, un buen régimen de incentivos a trabajar en blanco y que los bancos empiecen a prestar por proyecto y no por garantía como en todos los países normales. El aumento del nivel de actividad te va a dar más recaudación, los superávits no puede ser hijo del aplastamiento, no duran y es más difícil.

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