En las últimas décadas, la producción ovina en el sudoeste bonaerense tuvo una considerable retracción.
De acuerdo a estudios del INTA, las majadas en esa región solían contabilizar entre 600 y 1.000 cabezas y se trataba de una actividad con un fuerte peso específico.
Mercedes Testa,coordinadora de grupos de Cambio Rural con base en la Agencia de Extensión Rural Pigüé, del INTA, explicó que para estos productores, la situación dio un giro de 180 grados.
“Cuando cayó el precio de la lana a nivel mundial, la realidad cambió. Las vacas desplazaron a las ovejas, y a su vez, muchos productores ovinos se mudaron a las ciudades”, sostuvo.
Y agregó: “En la actualidad, las majadas son, en promedio, de 300 animales, y los productores, cada vez menos, pasaron de ser un eslabón fundamental en la historia regional a enfrentar límites estructurales y culturales”.
Esta cadena de valor enfrenta una serie de factores que frenan su resurgir, como la falta de registro de animales y la comercialización informal.
PRODUCCIÓN OVINA: EL PROBLEMA DE LA INFORMALIDAD
“Menos de la mitad de los ovinos de la región están registrados en el Senasa, y gran parte de su carne se ofrece a través del mercado informal”, advirtió Testa, que además de su cargo en Cambio Rural es veterinaria graduada en la Facultad de Agronomía de la UBA.
Según explicó la coordinadora, los animales se suelen faenar en el campo a fin de año y se venden a las carnicerías locales o a vecinos en la misma tranquera.
“Una de las razones es que muy pocos frigoríficos reciben ovinos; suelen quedar lejos y ofrecen precios bajos. Quieren comprar por unidad y no por kilo de carne, y se desvirtúa el valor”, consideró.
Testa resaltó que formalizar el sector y contar con información clara es fundamental para generar políticas adecuadas para los productores. En esta dirección, un ejemplo es promover el registro de las majadas y habilitar un mayor número de salas de faena.
CARNE OVINA EN LA MESA DE TODOS LOS DÍAS
El SO bonaerense enfrenta el desafío de producir y vender #ovinos con precios bajos y alta informalidad
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EXTENDER EL CONSUMO DE CARNE OVINA
En paralelo, buscan fomentar el consumo de la carne de cordero. “La ofrecemos en ferias con recetarios e información nutricional. Tratamos de que el ovino pase a ser parte de la dieta diaria familiar, de acercarlo del campo a la mesa”, señaló.
Con este fin, plantean la posibilidad de producir corderos a lo largo de todo año y no solo para las fiestas.
“Se puede lograr con cruzas entre razas o al correr fechas de reproducción, queremos que se vendan corderos pesados y trozados en carnicerías de forma constante”, remarcó.
Para comenzar a desandar este camino, Testa puntualizó que es necesario que los productores tengan más participación en el origen de los proyectos y las políticas para desarrollar el sector. “Tienen que formar parte de los espacios en los que se toman decisiones, después de todo, son los protagonistas”, concluyó.