Hace un mes, en plena Expoagro, el presidente de la Asociación Argentina de Trigo (Argentrigo), Martín Biscaisaque, ya anticipaba que el escenario productivo para el cereal, de cara a la nueva campaña, estaba muy complicado.
En el marco de la conferencia de las cuatro cadenas agroindustriales, el ejecutivo le anticipó a Infocampo que el trigo era “uno de los productos amenazados para perder área”, producto de “una pésima relación insumo producto”.
“Vamos a tener que poner imaginación para entusiasmar a los productores a sembrar”, agregó Biscaisaque en la ocasión, y señaló que había un aspecto que, en un contexto de pocas posibilidades de que los fertilizantes bajen y el precio del cereal mejore, la única alternativa para que la siembra crezca pasaba por el viejo reclamo del campo: eliminar las retenciones.
Un mes después, el panorama, lejos de estar más claro, suma más incertidumbre: informes recientes de las Bolsas de Comercio de Rosario y de Cereales de Buenos Aires analizan la situación previa a la siembra triguera y concluyen que los números son muy flojos para esperar una buena campaña.
Asimismo, un productor de la zona de Carlos Tejedor (Buenos Aires), Dante Garciandia, hizo sus propios cálculos y fue tajante: “El trigo no soporta retenciones en este contexto”.
TRIGO 2024/25: LA MIRADA DESDE ROSARIO
En primer término, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa rosarina realizó un análisis enfocado, en primer término, en la oferta hídrica con la que llega el cultivo a la siembra; y en segundo lugar, en la ecuación económica.
Por el lado de las reservas de agua, el informe destaca que si bien no son tan buenas como en el boom triguero del ciclo 2021/22, cuando se produjeron en Argentina el récord de 23 millones de toneladas, tampoco son malas.
La gran diferencia está en que en aquel entonces toda la región pampeana mostraba una buena oferta hídrica, mientras que ahora este mapa se circunscribe solo al este; es decir, a las zonas más cercanas a la cuenca del Plata, como el sur de Santa Fe, sudeste de Córdoba y norte de Buenos Aires.
¿Qué tan cerca estamos de repetir las condiciones del boom triguero del 2021/22?
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— BCR Mercados (@BCRmercados) April 8, 2024
Ahora bien, el capítulo más relevante es el de los márgenes y allí es donde las noticias son casi todas malas: “En base a la última actualización de precios (insumos, fletes, dólar y precios de commodities futuros, etc.) del 3 de abril, los números siguen muy ajustados para el cereal. Los ingresos menos los costos están dando un margen bruto, antes de impuestos, de 120 u$s/ha. Computando impuestos, el margen neto queda en 72 u$s/ha para campo propio. Bajo la condición de campo alquilado, los números de márgenes son negativos en -90 u$s/ha”, resume la GEA.
¿A dónde está la buena noticia en este contexto? En que la urea dio un respiro, bajó de U$S 750 a U$S 630 por tonelada, mientras que el trigo mejoró levemente su precio, de U$S 180 a U$S 197.
De manera que hoy el rinde de indiferencia del cereal en campo alquilado se redujo de 52 quintales por hectárea a 44,6 quintales, mientras que en campo propio bajó de 39 a 36,3 qq/ha.
Con estos números, la otra gran incógnita es con qué tecnología se hará el trigo 2024/25. Con un panorama de costos de insumos tan altos (hay que sumar los alquileres que por ahora no se reducen), la GEA señala que para alcanzar esos rindes de más de 40 quintales se necesitan dosis de al menos 200 kilogramos de urea por hectárea, algo que suena difícil con los valores actuales de este fertilizante.
TRIGO 2024/25: LA LUPA BONAERENSE
Por su parte, a través de su blog Sembrando Ideas, la Bolsa de Buenos Aires disgrega en un extenso análisis las condiciones en las que llega la campaña 2024/25, y hace foco en el aspecto clave: “Una mejora en la rentabilidad derivada de cambios en la política agropecuaria podría desencadenar un aumento significativo en el área de siembra triguera”, remarca.
Concretamente, sostiene que una baja del impuesto PAIS (que incide sobre los precios de los fertilizantes) así como la eliminación de las retenciones al trigo, podría derivar en una producción adicional de entre 850.000 y 2,8 millones de toneladas, lo que representa entre U$S 190 y U$S 630 millones extras en divisas.
La entidad porteña también inicia con una evaluación del panorama hídrico y coincide en que “en la región central agrícola, las condiciones actuales son convenientes para la siembra de trigo, con buenos niveles de humedad tanto en la superficie como en el perfil del suelo”.
“De manera similar, en los núcleos trigueros del sur, las condiciones de humedad son favorables para la siembra, aunque es necesario prestar atención a algunas áreas específicas que podrían requerir ajustes adicionales”, agrega.
El problema comienza, aquí también, en el análisis económico, con los precios 29% por debajo del año pasado; y un incremento del 16 al 23% para la urea; mientras que los fosfatados presentan un panorama dispar, con variaciones del -4% al +3% respecto a un año atrás.
Con todo, “en el plano local, a pesar de la reducción de los precios en el último mes, los costos de la urea y el fosfato diamónico todavía se encuentran un 23% y un 5% por encima de los niveles registrados durante el año pasado”, añade el reporte.
Así, “este doble movimiento negativo, caracterizado por la disminución en el precio del trigo y el aumento de los costos de producción, implica una reducción significativa en la rentabilidad proyectada para los productores en el momento crucial de la toma de decisiones”, agrega el documento.
Este escenario adverso –continúa– puede influir en la cantidad de hectáreas sembradas y en la tecnología que los productores finalmente puedan aplicar, lo cual a su vez condicionará el rendimiento futuro de sus cultivos y, en última instancia, las cantidades producidas y exportadas del próximo año.
¿Cuál sería la ventaja de reducir retenciones, entonces? Que las decisiones de producción aún no están cristalizadas, y cualquier mejora en el contexto puede repercutir positivamente para el cereal de invierno.
La Bolsa recuerda en este marco que ya se han producido algunos cambios positivos en la política económica, como la reducción de la brecha cambiaria, la eliminación los “volúmenes de equilibrio” en granos, cupos y otras limitaciones a las exportaciones; y también una reducción notable de las trabas en las importaciones de insumos.
Para la entidad que preside José Martins, “es crucial seguir avanzando con esta agenda de reformas que promueven el crecimiento del sector”, y por eso calculó cuáles serían las mejoras productivas que podrían lograrse con la modificación del Impuesto PAIS y de las retenciones, así como también con una unificación cambiaria.
📌Se presentan las condiciones iniciales de la nueva campaña triguera 2024/25 considerando factores como la economía, los precios y costos, políticas gubernamentales y el clima.
— Bolsa de Cereales ETyM (@BolsadeC_ETyM) April 5, 2024
Para analizar estos efectos de manera cuantitativa, se recurrió a un modelo de simulación de equilibrio parcial, tomándose información de la participación que tiene el gasto en fertilizantes en los costos directos totales de los cultivos. Al mismo tiempo, se contemplan los ingresos del productor bajo los distintos escenarios, así como las interacciones con otros cultivos.
“Considerando los escenarios planteados, una mejora en la rentabilidad podría generar un aumento significativo del área sembrada. Se estima que este incremento podría alcanzar aproximadamente las 230.000 hectáreas adicionales, con valores similares para escenarios de eliminación del impuesto PAIS y unificación cambiaria. Por otro lado, la eliminación del derecho de exportación podría agregar hasta 530.000 hectáreas adicionales. El impacto combinado de ambas políticas resultaría en un aumento del área sembrada de más de 770.000 hectáreas”, menciona el informe.
La consecuencia de esto serían las entre 850.000 y 2,8 millones de toneladas adicionales, y los ingresos extras por entre U$S 190 millones y U$S 630 millones. Todos estos cálculos, según la Bolsa, son bajo criterios “conservadores”, porque no contemplan que una mejora de la rentabilidad derivaría en la aplicación de más tecnología y, por ende, de mayores rendimientos.
TRIGO: QUÉ PASA EN CARLOS TEJEDOR
Por último, el productor y asesor Dante Garciandia, de la zona de Carlos Tejedor, compartió con Infocampo un informe de su propia autoría en el que analiza los costos productivos y llega a la conclusión que “así como están las cosas hoy, sino se realizan ajusten importantes de la matriz impositiva nacional, no se sembrarán cultivos de fina, caerá el área sembrada, la producción, sobre final de año aumentarán los derivados del trigo (ejemplo pan), y de ahí en adelante será tarde, a llorar a la iglesia´´”.
Tomando el rendimiento promedio de 37 quintales por hectáreas para esa región de Buenos Aires, y con alquileres “carísimos” de 13,5 quintales de soja por hectárea, Garciandia asegura que cada productor perdería, a valores de hoy, U$S 150 por cada hectárea sembrada.
“El ejemplo simula precio trigo a Diciembre 2024 de 19,4 u$s/qq, y rinde de 40 qq/ha. Productor en campo propio necesita 41,5 qq/ha, y con arrendamiento 47,7 qq/ha para cubrir costos, muy alto considerando el promedio del distrito, 37 qq/ha”, grafica.
Aquí, teniendo en cuenta el último informe de FADA que estima que la participación del Estado en la renta del trigo es del 84%, subraya que “es de imperiosa necesidad no sólo para el productor agropecuario, sino para la propia economía del interior, llevar a cero en concepto de retenciones al cultivo”.
El trigo llega a la siembra con una fuerte presión impositiva: el Estado se lleva el 84% de la renta
“No soporta derechos de exportación en este contexto. Cuando no haya trigo y se tenga que importar (por ejemplo de Brasil), será tarde. Estamos a tiempo”, remarca.
Su informe completo se reproduce a continuación: