En la campaña 2023/24, la sanidad del cultivo de maíz fue un tema central, en un ciclo que prometía un récord productivo, pero se vio afectada por la chicharrita del maíz y la enfermedad que transmite: el “Achaparramiento”.
El reciente Congreso Maizar 2024 estuvo atravesado por la temática sanitaria y en distintos paneles, especialistas de la industria semillera analizaron este escenario.
En este contexto, el gerente de Desarrollo de Producto de KWS, Fernando Guerra, participó de la charla “Carbón de la panoja: una enfermedad silenciosa en zona potencial”.
El directivo reconoció que “tanto el carbón de la panoja como el Corn Stunt Spiroplasma son dos enfermedades que vinieron a desarmar la estructura de la sanidad de maíz y sus siembras tardías”.
El carbón de la panoja es una enfermedad causada por el hongo Sporisorium reilianum, que produce daños significativos en la panoja y la espiga, con pérdidas de rendimiento en el cultivo de maíz que pueden ser totales.
Por su parte, como ya se ha señalado, Spiroplasma kunkelii es la bacteria de la que la chicharrita Dalbulus maidis es vectora, y que también puede implicar daños totales.
EL PESO DEL CLIMA EN EL MAÍZ
Guerra profundizó su análisis: “Cuando se habla de patógenos también se habla de ambiente y entonces, en la medida que el ambiente cambia, estos organismos vivos también cambian su comportamiento, se adaptan o resisten y, al mismo tiempo, se acomodan a su hospedante, que es el maíz” .
El factor climático tiene su peso específico a la hora de analizar estas problemáticas sanitarias. Así, los cambios en el clima que se vieron en las últimas campañas -con sequías o inviernos más benignos y húmedos- fueron un caldo de cultivo ideal para estas enfermedades.
En el caso del carbón, señaló que año a año se suma información para un mayor conocimiento. En la actualidad, destacó que el patógeno está concentrado en siembras tempranas.
“El reporte desde las zonas afectadas, nos dice que el impacto de esta enfermedad es importante. Por ello, es fundamental aprender rápido y contar con herramientas nuevas”, remarcó.
CARBÓN DE LA PANOJA VS SPIROPLASMA
Por su parte, el experto fitopatólogo Roberto “Tino” De Rossi fue otro de los disertantes en la charla de KWS y comparó el carbón de la panoja versus Corn Stunt Spiroplasma.
“Esta campaña tuvimos una presión sanitaria aguda desde dos frentes: desde el sur, con el carbón que progresa desde la zona núcleo y tiene apariciones hacia el oeste y todavía más al sur agrícola y, otro frente desde el norte, con la llegada de Spiroplasma”, explicó, sobre el encierro geográfico que atravesó el cereal.
Al respecto, el experto sostuvo que un problema en el caso del carbón es que casi no hay información básica generada en Argentina por los últimos 75 años, mientras que, respecto a Spiroplasma, hay datos por lo menos en los últimos 20 años.
“De esta forma, para el carbón estamos creando un nuevo mapa sobre una patología que no estaba en el país”, advirtió.
De acuerdo a De Rossi, el ciclo 2023/24 fue el cuarto con presión del hongo. “A lo largo de tres campañas, todos los fitopatólogos buscamos mayor presión de selección para entender a este patógeno, dado por una mayor cantidad de variables. Recién esta campaña, en un ensayo en la localidad de Corral de Bustos (sudesde de Córdoba), encontramos esa presión en un ensayo comparativo de rendimiento sobre cuarenta genotipos”, recordó.
Crece la alerta por el retorno del carbón de la panoja en maíz: ya se detectó en 5 provincias
Ante esto, Guerra añadió: “Año tras año, sumamos una capa más de información sobre el carbón. Este ensayo fue clave para la investigación. Actualmente, sabemos que este patógeno está concentrado en siembras tempranas y el reporte desde las zonas afectadas, nos dice que el impacto de esta enfermedad es importante. Por ello, es fundamental aprender rápido y contar con herramientas nuevas”.
Al respecto, el gerente de KWS agregó que “el trabajo de desarrollo de un híbrido de maíz es conseguir una genética sostenible, estable y con la mejor performance. Estos cambios sanitarios, a partir de una expresión exacerbada de enfermedades, implica que, dentro de la variabilidad genética de tu programa, se puedan descartar rápidamente aquellos candidatos que no dan una respuesta positiva. Por tanto, estas enfermedades aportan una mayor seguridad que favorece más la solidez de un programa”.
De todos modos, tanto De Rossi como Guerra buscaron transmitir tranquilidad. “Antes veíamos que estos escenarios sanitarios eran imposibles y hoy sabemos que pueden suceder. Debemos convivir con estas enfermedades, sin sentir una condición de pánico y sabiendo que mejorará con todas las herramientas de la genética y agronomía disponibles”, apuntaron.
En este sentido, confirmaron que es importante conocer y consultar sobre la tolerancia de la genética sembrada a cada una de esta enfermedad. También es importante identificar la forma y vía de entrada al campo y analizar la posibilidad de manejar el cultivo con cierta presión del patógeno.
“El carbón de la panoja demostró un compromiso y un manejo responsable de la enfermedad por parte de todos los integrantes de la cadena de maíz, que redundará en un beneficio conjunto para todos los productores”, subrayó el especialista de la Universidad cordobesa.