En el Hotel Sheraton de Mar del Plata, comenzó este jueves una nueva edición de A Todo Trigo, el gran encuentro que organiza la Federación de Acopiadores cada dos años para debatir los principales temas que hacen a la cadena triguera argentina.
Y como es usual, el presidente de los acopiadores, Fernando Rivara, no tuvo pelos en la lengua para salir a realizar fuertes críticas al Gobierno, como así también a aspectos que consideran no funcionan correctamente dentro del sector privado agroindustrial.
En general, los principales reclamos a la política fue una reducción o quita de las retenciones, y el debate de una Ley de Fitosanitarios a nivel nacional.
Y en relación a la cadena, insistió con la dura acusación a los exportadores de no estar pagando por la mercadería el tipo de cambio que correspondería, lo que afecta a los “usos y costumbres” de estas relaciones comerciales.
A TODO TRIGO: “NO HAY PLATA”
Un buen resumen del discurso de Rivara se puede centrar en un párrafo que utilizó, parafraseando a la conocida frase del presidente Javier Milei: “No hay plata”.
“Señor presidente, señores gobernadores, señores intendentes: en el campo no hay más plata. ¡Se acabó, miren para otro lado!”, enfatizó desde el escenario.
En este sentido, reconoció que en las últimas semanas hubo un cambio positivo en los precios y una baja de las cotizaciones que ayudan al cereal, pero dijo que mirando hacia el futuro, para hacer crecer la economía, se necesita trabajar “sin restricciones externas”.
¿Qué significa esto? “Nos obliga a trabajar en la eliminación de los derechos de exportación del trigo”, puntualizó.
Sobre este tema, disparó de manera directa contra los beneficios que reciben las empresas ensambladoras que trabajan en Tierra del Fuego.
“Nos dicen que las cuentas del Estado no cierran. También le aportamos la solución al Presidente: elimine el privilegio que tiene un grupo de empresas instaladas en Tierra del Fuego. Son más de U$S 1.000 millones cada año. Desde 1972 todos los argentinos estamos regalando a esos empresarios montañas de dólares. Es hora de decir basta: ¡Son 52 años y más de U$S 40.000 millones!”, se quejó.
Y continuó: “Basta de meterle la mano en el bolsillo a gente que está cosechando mucho menos de lo que pensaba, para regalarla a un grupo de privilegiados”.