Por María Victoria Corte, Sustainability Business Development de la agtech SIMA (Sistema Integrado de Monitoreo Agrícola)
En un planeta cada vez más consciente de los desafíos ambientales, ante el fenómeno de cambio climático, la gestión y protección de la biodiversidad se ha convertido en una prioridad.
El aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos, como las intensas lluvias en diversas regiones, ha evidenciado la urgente necesidad de implementar una gestión ambiental que sea sostenible.
La erosión del suelo degrada áreas agrícolas y aumenta la sedimentación en cuerpos de agua, afectando su calidad y biodiversidad.
Además, la pérdida de vegetación nativa, crucial para la biodiversidad y la regulación climática, incrementa la vulnerabilidad del suelo a la erosión y reduce la capacidad de las áreas naturales para actuar como barreras contra desastres naturales.
GESTIÓN AMBIENTAL, ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO
En definitiva, los efectos del cambio climático son evidentes: inundaciones destructivas debido a la impermeabilización del suelo, erosión que degrada áreas agrícolas, y pérdida de vegetación nativa que incrementa la vulnerabilidad de la superficie. Estos problemas afectan directamente la productividad agrícola y la calidad de los recursos naturales, como el agua.
En este contexto, la legislación ambiental de Brasil, como el Código Florestal y la Política Nacional de Recursos Hídricos, establece direcciones para la protección de áreas de preservación permanente y la gestión sostenible de las bacias hidrográficas.
Sin embargo, la implementación eficaz de estas leyes enfrenta desafíos significativos, como la falta de fiscalización, la resistencia de sectores económicos y la falta de compromiso de la sociedad civil.
En este marco, la implementación de las nuevas tecnologías en el agro representa un avance significativo hacia la sostenibilidad.
DE LA TECNOLOGÍA A LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
Innovaciones como la agricultura de precisión, el uso de drones para monitoreo de cultivos y sistemas de riego inteligente pueden ayudar a mitigar los impactos ambientales y aumentar la eficiencia en el uso de recursos.
En regiones vulnerables, estos desarrollos y la participación comunitaria son esenciales para mitigar los impactos en la naturaleza y construir un futuro más resiliente y sostenible.
La cooperación entre diferentes niveles de gobierno (federal, provincial y municipal) es esencial para la gestión eficaz de desastres.
Esto incluye la coordinación de esfuerzos de planificación y respuesta, la alocación adecuada de recursos y la troca de informaciones y buenas prácticas.
A su vez, la creación de comités interinstitucionales y la realización de simulaciones de desastres pueden mejorar la preparación y la capacidad de respuesta.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA
En ese sentido, también es esencial el involucramiento de las comunidades locales para el éxito de cualquier estrategia de resiliencia climática.
La participación ciudadana en la toma de decisiones y la implementación de soluciones locales adaptadas a las necesidades específicas de cada región son fundamentales.
Esto se debe a que las sociedades tienen un conocimiento valioso sobre los riesgos y las vulnerabilidades locales. Por eso, su inclusión en los procesos de planificación y ejecución puede aumentar la efectividad de las acciones de adaptación y mitigación.
En definitiva, la falta de gestión sustentable ha resultado en graves impactos ambientales y sociales. Enfrentar estos desafíos con tecnología, políticas públicas y participación comunitaria es indispensable para construir un futuro resiliente y sostenible.
La adopción de prácticas agrícolas sostenibles no solo protege el medio ambiente, sino que también asegura la productividad y viabilidad económica a largo plazo del agro