La Bolsa de Cereales de Buenos Aires redujo este viernes en otras 2 millones de toneladas su pronóstico de cosecha de maíz.
¿El motivo? El avance irrefrenable de la Chicharrita del maíz (Dalbulus maidis), el insecto que se ha transformado inesperadamente en el gran enemigo de esta campaña, producto de su expansión hacia zonas del centro del país donde pocas veces se hizo presente.
El problema es que es vector de la bacteria Spiroplasma kunkelii, causante de la enfermedad denominada “achaparramiento del maíz” y que provoca pérdidas de rindes de hasta el 70%.
Esta plaga es usual que se presente en el nordeste argentino, pero este año, como consecuencia de los intensos calores de enero y febrero, se trasladó más hacia el sur, llegando a los núcleos maiceros donde se encontró, además, con una proporción de lotes de siembra tardía superior a lo normal, lo que favoreció que sus daños sean aún peores.
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CHICHARRITA DEL MAÍZ: MÁS TONELADAS PERDIDAS
En este contexto, la Bolsa porteña dijo este viernes en su Panorama Agrícola Semanal (PAS) que la cosecha de maíz presenta un avance del 11,1%, con una buena noticia inicial: los planteos tempranos están arrojando rindes promedio por encima de los 100 quintales por hectárea, “lo que refleja muy buenos resultados”, valoró.
Sin embargo, la mala noticia es el mencionado impacto de Dalbulus maidis: hasta febrero se estimaban 56,5 millones de toneladas de maíz; a mediados de marzo, el pronóstico cayó a 54 millones; y ahora, a 52 millones.
Y la Bolsa ya advirtió que “no se descartan nuevos ajustes dado que el impacto real de los daños aún continúa siendo evaluado”.
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“El constante reporte del crecimiento poblacional de la chicharrita, junto con la aparición de síntomas característicos de la infección asociada a esta plaga, se extiende hasta latitudes cercanas al departamento de General Roca (sur de Córdoba) y se suma a las regiones afectadas ya mencionadas en informes anteriores”, subraya el PAS.
Al respecto, el informe recuerda un dato clave: Córdoba es la principal productora de maíz del país, con el sur y el centro-norte de esa provincia aportando el 28% del total nacional. En esas zonas, las siembras tardías ocuparon el 92% de la superficie, por lo que los daños de esta plaga se están propagando sin freno.
“Asimismo, al sur de la provincia de Santiago del Estero los rindes esperados bajan significativamente debido al impacto de la enfermedad, pero hacia el norte las mermas relevadas se deben mayormente a la falta de humedad en los perfiles”, añade el reporte.
Mientras tanto, en el noreste de Buenos Aires y en San Luis, si bien la enfermedad también se ha hecho presente, la incidencia hasta el momento es menor.
Factores:
🌽Aumento de área con incidencia del complejo de virus y bacterias asociadas a Dalbulus maidis.
-Zonas más afectadas: NEA, NOA, Ctro. de Sta. Fe, Cba. y E. Ríos
-Zonas con incidencia leve: Bs. As. y San Luis. pic.twitter.com/Ja1TS2FH69
— Bolsa de Cereales ETyM (@BolsadeC_ETyM) April 5, 2024
MEDIDAS EN SANTA FE CONTRA LA CHICHARRITA DEL MAÍZ
Otra de las regiones donde los perjuicios provocados por este insecto son muy importantes es el centro-norte de Santa Fe.
Por ese motivo, el Gobierno de esa provincia informó este viernes que decidió, a través de su Ministerio de Desarrollo Productivo, convocar para el próximo jueves 11 de abril al Comité de Emergencia de Desastre Agropecuario, con el fin de trazar acciones que permitan mitigar a esta plaga que “impacta directamente sobre esta actividad, generando graves consecuencias económicas y productivas”.
“Desde el Gobierno provincial estamos monitoreando la situación desde el primer momento, trabajando con las áreas de Agricultura y Ganadería y en contacto con los productores, evaluando medidas para implementar, pero también proyectando cómo impacta en toda la cadena de valor, porque hoy el productor que perdió su cosecha no va a tener cereales para vender como alimento a la cadena ganadera, por ejemplo. Es una situación compleja”, opinó el ministro, Gustavo Puccini.
En tanto, el secretario de Agricultura y Ganadería, Ignacio Mántaras, amplió: “Estamos realizando un seguimiento y diagnóstico. Esto golpea a la producción santafesina y hace visible que la actividad agropecuaria, que se realiza con seres biológicos, a cielo abierto y bajo ciertas condiciones climáticas, es una actividad de riesgo”.
Además, indicó que “en el caso de Santa Fe, estamos analizando el impacto que genera en los lotes, afectando a los rendimientos y a un cultivo tan importante y estratégico para nuestra provincia. Ese análisis servirá para evaluar la posibilidad de declarar zonas de desastre o emergencia agropecuaria con motivo del Spiroplasma transmitido por la chicharrita del maíz en la provincia”.
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Por último, aseguró que el Gobierno provincial es “consciente de la gravedad de la plaga y del impacto que está teniendo cada uno de los productores que, luego de tres años de sequía, están haciendo un esfuerzo muy grande para invertir en lotes de maíz”.
“Ahora padecen los efectos de esta enfermedad, que está afectando no solamente los rindes sino también a algunas cadenas en las que el maíz es un insumo estratégico. Estas mermas tendrán impacto en varios sistemas productivos santafesinos, por eso trabajamos mancomunadamente con distintas instituciones del sector y también con los productores”, lamentó.
TAMBIÉN CONINAGRO
En paralelo, la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) también hizo referencia a la preocupación que hay sobre el avance e impacto de la chicharrita del maíz.
Además de enumerar los daños, como aspecto sobresaliente citó el caso testigo de la Cooperativa Santa Rosa en San Guillermo (Santa Fe).
Su coordinador comercial, Gastón Bellotti, recordó que, si la chicharrita está infectada con Spiroplasma Kunkelii, “cuando se alimenta de las hojas, no es tanto el daño físico o mecánico que le hace, pero le transmite este complejo de patógenos, que se expresan en el maíz y lo que hacen básicamente es taparles los aces vasculares, de manera que los fotosimilados no llegan al grano”.
El resultado es espigas con granos muy chiquititos o bien con granos medio salteados.
“Lo más importante es que genera pérdida de hasta el 70% del rendimiento. Y este año se vio potenciado por la seca. En los lotes donde tuvieron algún estrés hídrico, la verdad que el daño fue catastrófico, con pérdida de hasta el 100%. Así sea porque realmente no sacaron nada o las espigas totalmente vanas o puede ser que dejó una planta muy débil y ante algún pequeño viento lo que hace es que se tumba la planta”, mencionó Bellotti.
Según su experiencia, en su área de influencia donde hay unas 70.000 hectáreas de maíz, todos los lotes tienen síntomas, algunos con pérdidas del 100% y otros con algún rinde esperado de 2.000 kilos, cuando en un año normal se podría esperar 7.000 kilos de promedio.
El informe completo de Coninagro puede verse AQUÍ.