La premisa es reducir al máximo la ingesta de vegetales en conserva, una práctica casi que obligada por las condiciones geográficas: de a poco, la implementación de hidroponia en la Antártida gana terreno y vuelve más cercano ese objetivo.
Recientemente, el buque rompehielos ARA Almirante Irizar, perteneciente a la Armada Argentina, descargó en la base Belgrano 2 los elementos para la construcción de un nuevo módulo antártico de producción hidropónica destinado a la producción de alimentos.
“El módulo hidropónico se suma a los que están funcionando en las bases Marambio y Esperanza, es de características técnicas muy similares a sus pares, pero de un tamaño menor, dado que sus capacidades se planificaron para un número menor de personas”, indicaron desde el INTA.
HIDROPONIA EN LA BASE BELGRANO 2
Se trata de la instalación argentina más cercana al polo sur. La misma está ubicada sobre el Nunatak Bertrab, en los 77º51’S y 34º33’W, en bahía de Vahsel sobre la costa Confín en la Tierra de Cotas.
Se encuentra a 1300 km del Polo Sur y se caracteriza por tener cuatro meses de noche polar y cuatro meses de día. Desde allí, durante la noche, se observan abundantes “auroras polares”.
La base se fundó el 5 de febrero del 1979, con la finalidad de continuar las investigaciones científicas que se venían desarrollando.
¿Por qué Belgrano II? Hereda su nombre de la antigua Base Belgrano, que se erigió en 1955 y fue desactivada en 1980 porque estaba por desprenderse la parte de la barrera de los hielos Filchner, en donde se ubicaba.
PRODUCCIÓN DE HIDROPONIA
Se trata del denominado “MAPHI 3” (Proyecto de instalación de los Módulos Antárticos de Producción Hidropónica), que cuenta con una superficie total de 9,28 m2, pero gracias al aprovechamiento de espacio vertical del recinto y una distribución optimizada de los componentes, posee 3 niveles de producción que otorgan 8,55 m2 para cultivar vegetales y 4.49 m2 para la zona de servicio y almacenamiento.
Allí se instalarán 34 contenedores de producción en los que se producirán 136 plantas en forma simultánea.
¿Por qué producir mediante hidroponía en la Antártida? La actividad en la Base Antártica Conjunta Marambio comenzó en 2021. Allí se producen lechugas y rúculas frescas. Posteriormente, a partir de los excelentes resultados obtenidos, se puso en marcha en 2023 un módulo de producción en la Base Esperanza.
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“Los módulos permiten contar con vegetales frescos en una de las regiones más inhóspitas del planeta, lo que mejora la calidad de vida y la dieta del personal que se encuentra en las bases, donde habitualmente se consumían vegetales en conserva”, explicaron.
En tanto que para los investigadores poner los módulos en funcionamiento en un clima tan hostil como el antártico permite “evaluar componentes y equipos en situaciones extremas para generar desarrollos tecnológicos innovadores” que permitan producir en distintas regiones durante las cuatro estaciones del año.
MONITOREO DESDE SANTA CRUZ
Las prácticas se realizan en un módulo instalado en Río Gallegos, el MAPHI X, que tiene las mismas características que los emplazados en la Antártida. Allí los futuros operarios pueden realizar las prácticas utilizando los mismos elementos y características técnicas de los que se encuentran en el continente blanco.
Del mismo modo, desde el INTA Santa Cruz y la UNPA-UARG se monitorean las condiciones de los módulos en tiempo real, a partir de un sistema de sensores que relevan información necesaria para acompañar en el manejo del proceso productivo.
“Aportan datos para el seguimiento de las condiciones de producción (temperatura y humedad relativa, pH y conductividad eléctrica, entre otros) e imágenes que registran diariamente la evolución de los cultivos”, precisaron.
Los tanques de solución nutritiva cuentan con sensores ultrasónicos de nivel y su temperatura.
Además, el sistema releva el consumo eléctrico y estabilidad de la línea, la cantidad de agua que ingresa y el caudal de entrega a cada línea de producción. En cuanto a la seguridad, puede detectar derrames, humo y alertar a los responsables.