En un contexto en que la economía no para de caer y busca el punto de inflexión para iniciar una curva de recuperación, el campo sigue demostrando que es el salvavidas que sostiene al resto de los sectores y evita que la actividad se hunda completamente.
El primer Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de 2024, publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), es una confirmación: mientras el indicador general para todos los sectores cayó 4,3% en enero con respecto al mismo mes del año pasado, el sector Agricultura, ganadería, caza y silvicultura creció 11,1%.
El propio INDEC en el informe subraya la importancia que está teniendo la producción primaria para darle un soporte a la economía, con los siguientes dos párrafos extraídos de manera textual:
Con relación a igual mes de 2023, solo cinco sectores de actividad que conforman el EMAE registraron subas en enero, entre los que se destacan Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (+11,1% ia) y Explotación de minas y canteras (5,2% ia).
El sector Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (+11,1% ia) fue a su vez el de mayor incidencia positiva en la variación interanual del EMAE, seguido por Explotación de minas y canteras (+5,2% ia).
EL CAMPO, POR LA SENDA DE LA RECUPERACIÓN
De esta manera, el campo hilvanó su cuarto mes consecutivo de recuperación, luego de las subas del 3,3% de octubre, 4,7% de noviembre y 9,1% de diciembre.
Así, se cortó una larga racha negativa de 19 meses, entre marzo de 2022 y septiembre de 2023, en rojo.
Que el momento bisagra haya sido octubre tiene directa relación con el inicio de la cosecha de trigo, que si bien no fue tan buena en términos históricos, fue muy superior a la de la campaña anterior, afectada por la sequía.
La esperanza de la economía: estiman que el campo triplicará su aporte al PBI en 2024
De hecho, los casi dos años que el sector pasó con variaciones negativas se relacionan fundamentalmente al impacto que tuvo el fenómeno La Niña y el desastre productivo que sufrió el sector agropecuario en el ciclo 2022/23.
En rigor, la recuperación que se observa en los últimos meses, y que seguramente continuará en los próximos a medida que avance la cosecha gruesa, tiene mucho que ver con una base de comparación muy baja, precisamente por el daño que generó la sequía.
Como parámetro, durante abril, mayo y junio del año pasado se dieron caídas interanuales sectoriales del 34,6%, 45,2% y 38,6%, respectivamente.
Con un pronóstico productivo que, más allá de situaciones negativas como la ola de calor de enero y el impacto de la chicharrita del maíz, muestra un horizonte de fuerte crecimiento, estos guarismos del INDEC probablemente se revertirán con creces.